VIERNES 10/08 15ª ETAPA: TURISTIK RESORT – KASATARASH (75km/6h 05min) Atzoko susmoa bete egin da: saiatu da estra ateratzen gure kontura, baina ez du berea egiten lortu eta egonaldiaren amaiera, zoritxarrez, deserosoa suertatu da. Shurcha-rako bidean, Martaren eskuleku poltsa konpondu behar izan dugu. Bertatik, erosoa da errepidea Kasatarash herri amaiezineraino non, berriro ere, asfaltoa desagertu da. Azkenengo kilometro hauetan izerdi dezente bota dugu, baina helburu ditugun mendiak, begi bistan ditugu eta horrek, laguntzen du. Bi emakumek, zeinek ogia oparitu diguten, Suchiná herriko jatetxeko jabe atseginak, Kasatarash-eko bizilagunek,… beste behin Tajikistango jendearekin adiskidetu gaituzte. Antes de las 7:15 ya tenemos todo preparado y esperamos al jefe, a quien preguntamos cuánto le debemos. Creemos entenderle 20tjs pero, de eso nada, ¡pide 200! Le decimos que ni de coña, que no puede pretender cobrar esa cantidad por poner la “palatka” y nada más. Le damos 50 y los rechaza, no quiere nada, así que al final los dejamos en la mesa para que haga lo que quiera con ellos. No pretendemos que nos salga gratis, pero tampoco vamos a dejar que nos time tan descaradamente. Nos lo veníamos oliendo desde ayer, una pena acabar así. Sin más, descendemos hasta el mausoleo, con precaución, pero sin incidentes. La ropa de abrigo enseguida ha estado de sobra. Desandamos el camino hasta Shurcha. Nada ha cambiado en este corto paseo, los cuatro abuelos que disfrutaban de la sombra de un buen árbol, ahí siguen, en el mismo orden, si me apuras. Todo iba sobre ruedas, hasta que Marta me dice que se le ha roto el bolso del manillar, uno de los remaches ha dicho “hasta aquí hemos llegado”; además, la estructura interior de plástico está rajada. En cualquier caso, nada que un tornillo, tres arandelas y una tuerca no puedan resolver. La carretera por la que circulamos es bastante buena, los kilómetros se hacen fácilmente. Repostamos gasolina “a granel” en una gasolinera al final de una rápida bajada y principio de una dolorosa subida. Llegamos rápidamente a Suchiná, donde nos detenemos a comer. Por lo que parece, la cartografía de este lugar es, o muy vieja, o inexacta, en algunos tramos nuestro camino se desvía bastante del que aparece en los mapas. A unos 15km, pasamos un control militar, el soldado, amable, tras anotar los datos de los pasaportes, regresa con ellos y 4 albaricoques, dejando muy claro que he de repartirlos con Marta. Estamos entrando en Kasatarash, las vistas de las montañas son magníficas, pero comienzan nuestras penas: de nuevo piedras en el camino, descendemos una cuesta vertiginosa que nos lleva a un punto donde la “carretera” está invadida por el agua; poco más allá, el puente que nos debería llevar a la otra orilla, está en obras y cerrado, hay que desviarse por un puente provisional hacia una “circunvalación” y tanto el uno como la otra, dan miedo. Se nos acercan unos curras, gritan mucho pensando que, quizás, así les entendamos mejor. Uno de ellos confirma que vamos por “buen” camino y otro, amablemente, nos retira la alambrada del puente para evitarnos el rodeo. Nos adentramos así en el meollo de este largo, desordenado y medio desmantelado pueblo, en el que no resulta sencillo encontrar agua mineral. Al salir de tanto desorden y recuperar el curso del río Shing, las cosas empiezan a cambiar, para bien: mejora la carretera (sin grandes alardes, por supuesto) y también lo hace el paisaje, con las montañas a las que nos dirigimos, al fondo. Nuestra prioridad es encontrar un lugar en el que acampar, porque la etapa se va alargando. No es fácil y lo hacemos en una pequeña huerta con frutales, justo sobre el río, pidiendo permiso antes a los propietarios, que trabajan al otro lado de la carretera. Y con el campamento ya montado, se acerca el joven con quien hemos hablado con una tazón de “ayram” bien denso y pan. Nos confirma que mañana habremos de desviarnos a la izquierda, hacia Shing y que más adelante hay unos lagos. Le ofrecemos unas chocolatinas para los hijos que seguro tiene, pero las rechaza, están en ramadán. Se lleva encantado, sin embargo, unos globos. Nos duchamos, cenamos, se nos acerca otro paisano, ofreciéndonos su casa y dejando manzanas y albaricoques. Es buena gente. Junto al río se está muy bien, la temperatura es perfecta, observamos a dos jóvenes pescando en las zonas poco profundas; mientras uno varea el agua, el otro acecha con una red. A las 21:30, acabo estas notas. Esta mañana hemos notado que la piñonera de Marta tiene un poco de holgura, pero no hemos conseguido solucionarlo. En cualquier caso, no parece que vaya a suponer ningún problema. |
SÁBADO 11/08 16ª ETAPA: KASATARASH – NOFIN (25km/3h 05min) Gaur, bailara honetako 7 lakuetatik, laugarrenera helduko gara. Ibilbidea, zoragarria bezain gogorra. Herrixka batean, Nofin-en, topatuko dugu ostatu eta baita ere anfitrioi perfektuak.. Cumplimos con los rituales y horarios, recibimos la visita de nuestro anfitrión acompañado de su hijo para desearnos un buen viaje, y arrancamos hacia las 7:15. En Shing nos detenemos a hacer alguna compra y a comer ¡dos huevos fritos de verdad por cabeza, con su yema, su clara…! Alcanzamos después Rushnar Poyon y enseguida la pista se estrecha para ir afrontando, uno a uno, 4 de los 7 lagos que tenemos por delante. Accedemos sin problemas al primero, no es muy grande, las aguas son cristalinas; más complicado resulta llegar al segundo, hay que salvar un fuerte desnivel, la pista zigzaguea con decisión, pero el mal estado de algunos tramos (las curvas, especialmente, que es también donde mayor es la pendiente) nos obliga (especialmente a mí) a echar pie a tierra en varias ocasiones. Lo mejor, el quebrantahuesos, que se ha dejado ver muy bien. Segundo y tercero están unidos por un corto tramo en el que el lago se transforma de nuevo en río. Es un buen lugar para acampar, varias personas disfrutan de la pesca. Bordeamos el tercero, tras lo cual nos espera un repecho como el anterior. Trepamos así al cuarto de los lagos, el mayor de los vistos hasta ahora. Un leve descanso y enseguida nos topamos con varias casas desperdigadas y una señal con una cama, parece que vamos por el buen camino, Y así es, damos con una casa de la ZTDA, calificada con “dos ramas de juniperus”, lo equivalente a nuestras “estrellas”. El sitio está mucho mejor de lo que cabía esperar al ver el exterior. La habitación cuesta 12$, nos ofrecen una con camas y otra sin ellas (unas mantas hacen su función). Elegimos la primera, sobre todo porque parece que no entrará tanta luz por la mañana (las persianas son un invento occidental). El matrimonio que lo regenta parece muy agradable. Su ¡séptima! hija bizquea un poco, es un terremoto y alucina con el globo que le regalamos. Se mete en la habitación, cambia las zapatillas de sitio una y otra vez, se cae, se levanta, llora, deja de llorar,… Tendrá alrededor de un año y pasea feliz, con el culo al aire, que aquí no hay dinero para pañales. Enseguida nos acomodan para el té que acompañan con unos albaricoques. Aprovechan para enseñarnos la carta y elegimos dos menús vegetarianos (5$/24tjs) aunque, sin saber cómo, acaban incluyendo pollo. Acordamos la cena a las 20:00 y mientras disfrutamos del té, tratamos de organizar los días que nos quedan. No queremos llegar demasiado pronto ni a Panjikent ni, por supuesto, a Dushanbe. Nos acercan el libro de visitas: hay de todo, USA, Canadá, Francia, Holanda, China, Kazajstan, Alemania, Suiza, India, Inglaterra, Dushanbe,… todos alabando la hospitalidad y la cocina. Y aunque no tienen una gran clientela, el movimiento que les llega ya les supondrá unos pequeños ingresos extra. La verdad es que pensábamos encontrar más turismo, tanto aquí como en el valle del que venimos, más aún teniendo en cuenta la situación que están viviendo en los Pamires. Pero hay que reconocer que el acceso es bastante malo y que la publicidad (apenas si se les menciona en “la biblia”) es escasa. Nos cuentan cómo él trabajaba en un camping entre el primero y segundo lago cuando esto era la URSS, pero un movimiento de tierras lo destruyó y no se volvió a poner en funcionamiento. Lo que hoy vemos lo ha levantado después, ella hace tapices (aparte de la comida, la casa, cuidar de los hijos,…). Tienen algo de ganado (vacas, cabras, ovejas, burros) que ocupan durante el verano los pastos de montaña) además de huerta y frutales (ella, cómo no, prepara mermelada de albaricoque). Ofrecen paseos de un día y trekkings de varios. Al parecer, existe en las cercanías una mina de carbón que utiliza de combustible quien puede pagarlo. El resto, corta árboles, aún a sabiendas que ello supone que el efecto de la erosión va a ser cada vez mayor y que la regeneración de la cubierta vegetal es aquí muy lenta. Podríamos haber acampado, agua no nos iba a faltar, pero nos gusta contribuir a la economía local, que viven con lo justo. Llegamos así a la hora de la cena: remolacha y zanahoria ralladas, pepino, tomate y “lachman” con un poco de pollo; de postre, un cuarto de sandía (los albaricoques, para mañana) y los habituales dulces. Para beber, té y dos latas de Baltika 7 (sólo acabamos con una), está todo muy rico. Conseguimos hacernos entender por el marido, le explicamos que subiremos hasta el 7º lago con la bici (sin alforjas, por supuesto), para alojarnos otra vez con ellos. El desayuno, a las 8. Y por cierto, además de la habitual letrina, ¡disponemos de un “turco”! ¡Nivel, Maribel!. |
DOMINGO 12/08 NOFIN – AZOR CHASMA – NOFIN (24km/3h 30min) Argi baino argiago geratu da laugarren lakua dela alforjeekin egiteko muga naturala. , hemendik igoera, “jevimetal” da. Oraindik aurretik ditugun lakuen tarteak, atzoko zaiena bezain gogorrak dira, edo gehiago. Baina, behin baino gehiagotan aipatu dudan bezala, ahalegin guztiek saria dakarte, Azor Chasma lakua gaur, hain zuzen ere. Arratsalde partean, goxo-goxo egon gara hizketan gure anfitrioiarekin. Gauza asko izan ditugu hizpide, baina zonaldeko herrien egoeraz mintzatu gara, batez ere. Nos sirven puntualmente el desayuno, a las 8. Preparamos una alforja con algo de comida y hasta cogemos el traje de baño, quién sabe. Y así, hacia las 9, nos ponemos en marcha. Al poco de retomar la pista, atravesamos Padrup, un pueblo desordenado y pobre en el que también está presente la ZTDA. Atravesarlo constituye la primera prueba seria de la mañana, porque tiene unas cuestas “dakitespero”, dejando aparte las piedras, demasiadas. Alcanzamos así el 5º de los lagos, uno de los menores, pero que esconde la “etapa reina”: el río recobra protagonismo camino del 6º, del que lo separa un tramo largo sembrado de rampas imposibles, tanto por la inclinación como por las piedras que invaden el camino. Hacemos sin duda más trecho empujando las bicis (hoy, afortunadamente, bastante más ligeras) que pedaleando. Es grande el 6º lago, lo bordea la pista amablemente en apariencia, aunque la sensación es engañosa. Vemos hay varias casas que sirven de campo base para los trekkings por la zona. Llegamos a Marguzor, un conjunto desperdigado de casas de adobe que da paso a las últimas rampas que nos llevarán al también último de los lagos, no el mayor, pero sí quizás el más bonito. No esperábamos clemencia en este último tramo y así es, hay que sufrir hasta el final. Y arriba, se acaba la pista, transformándose en un sendero que lleva, al parecer, a Ishkander Kul. Estamos en el centro de un circo montañoso abierto tan sólo por donde desagua el lago. Pasamos un rato con unos jóvenes que han llegado hasta aquí en su 4x4, pero el tiempo se complica bastante y decidimos descender, en busca de mejores temperaturas. Y bajar no resulta mucho más sencillo que subir, hay tramos en los que también hay que llevar la bici en la mano. Nos adelantan los jóvenes del 4x4 en Padrup, demasiado cerca y demasiado rápido (también, probablemente, demasiado vodka). Y son poco más de las tres cuando nos damos una reconfortante ducha. La tarde se ha puesto lluviosa y fresca, pero a las seis ya ha parado la lluvia, el aire para y va clareando. Cenamos un poco antes, a las siete y media, de esa manera ellos también pueden cenar tranquilamente, cuando el Ramadán se lo permita. Repetimos menú, aunque sin dulces hoy. En la sobremesa, se acerca el anfitrión, hay que llenar el libro de registro de visitas. Hacemos las cuentas (88$x4,90tjs) y charlamos un rato sobre lo mal que le va a este país. Ayer llegó de visita un hijo que tienen trabajando en la construcción creemos entender, en Alemania (ahora se explica el recibimiento que le hizo la madre). Dice que las economías de los países circundantes no van mucho mejor. Cuenta cómo, durante el largo y duro invierno sin turistas, la mujer se dedica a coser tapices, hacer pulseras, mermelada,… para conseguir algún ingreso extra durante el verano. Los chavales van a la escuela en Padrup (dos kilómetros de subida y otros tanto, de bajada). Nos hacen las habituales preguntas, nos pide la dirección por si su hijo fuera a España. Y también nos explica que mañana marchará temprano a Panjikent en taxi (no tiene coche), con “Amparito”, la hija pequeña, a quien tienen que tratar un problema en la piel (tiene la cara roja, con pequeñas heridas). En este pueblo hay otra casa de la ZTDA, más grande al parecer (o eso creemos entenderle) y nos descubre que también la hay en Shing (de ésta, no teníamos noticias). Quedamos en repetir desayuno a las siete y nos despedimos. Ha refrescado hoy, incluso hemos tenido que coger una de las camisetas pensadas para el Pamir. |
LUNES 13/08 17ª ETAPA: NUFIN – PANJIKENT (53km/4h 14min) Nahiko eroso ibili gara (batez ere, Kasatarash atzean utzita). Berriro ere konpondu behar izan dugu Martaren parrilla, behin-betiko gaur, espero dugu. Horrenbeste erreminta, torloju, azkoin,… eramateak aldapetan atzera eragiteko baino gehiagorako balio duela pentsatu behar. Eta Panjikent hiri amaiezinean, Nofin-eko GH-eko arduraduna izango dugu zain, kontuak borobiltzeko (antza, semeak deitu dio arazoa azaltzeko). A ze poza horrelako pertsonak topatzea eta gaur, aldi berean, ze lotsa! Hirian, paseoan eman dugu arratsaldea. Ayer, nada más acostarnos, me di cuenta de un error en las cuentas, pagamos las cervezas a 10$, en vez de a 10tjs. Intentaremos resolverlo esta mañana, pero resulta imposible al parecer. El hijo emigrante en Alemania nos mira como las vacas al tren y al final, nos marchamos con la desagradable sensación de habernos estado peleando por 2000 míseras pesetas. El descenso es “cómodo”, aunque siempre hay algún repecho que sube las pulsaciones. De todos los lagos, el que más llama la atención por la transparencia de sus aguas es, sin duda, el primero. Lástima que no tenga un buen lugar de acampada. Una de las abrazaderas “de seguridad” de la parrilla de Marta se ha roto, la cosa no pinta bien. En Singh nos volvemos a detener en la tienda y con unas chapas que nos proporcionan allí mismo, conseguimos unir el “tirante” roto. Para rematar el apaño, protegemos la zona con cámara y cinta americana, para no dañar la alforja. El resultado final, se lleva el VºBº de todos y todas, creo que aguantará. Teníamos pensado entrar hacia Magion, pero nos lo desaconsejan. Decidimos, pues, pedalear a Penjikent y allí, coger mañana un transporte que nos deje en Zarafshon, a la entrada hacia Iskander Köl. Quizás después volvamos pedaleando a Dushanbe, desafiando el reto del “gran túnel”. Nos queda por delante el caos de Kasatarash, con su puente provisional, sus calles “empedradas”, sus crueles cuestas,… Y ya en la carretera general, el “asfalto” nos lleva hasta Penjikent, una ciudad larga, pardiez. Tenemos referencia de un alojamiento por “la biblia” que resulta estar en el extremo opuesto de la ciudad. Hacia allá vamos, cuando alguien llama nuestra atención, “Hey, guys!”, nos dice que nos tienen que pagar un dinero que se nos debe de esta mañana. Resulta ser el encargado de la oficina de la ZTDA y con él, el amable y honrado encargado de la GH de Nufin. Nos deshacemos en disculpas y explicaciones, él dice que no se dio cuenta, pues fuimos nosotros quienes hicimos las cuentas. Es un hombre muy majo, qué corte. Y al poco, llegamos a “Alina GH”, completa hoy, aunque rápidamente nos buscan acomodo en una de las 4 habitaciones de un piso cercano. Por 10$/cabeza, tenemos baño y ducha, aunque haya que emplear un balde y un cazo. Aseados, tomamos un minibús (1tjs/cabeza) hacia el centro, al bazar. Son cerca de las 6 cuando llegamos, así que apenas hay movimiento. Buscamos dónde tomar una cerveza, nos mandan a un restaurante en la calle Rudaki donde también cenaremos: “manty” (bollos de pasta rellenos de carne y cebolla), medio pollo, ensalada y dos cervezas (40tjs). Hay poca iluminación en la calle, pero regresamos a casa andando, no está lejos. Y mientras Marta lee, yo actualizo estas notas. |